Las Plantas

2 Nov

Unas veces nos regalan flores como las rosas, olorosas, bellas y con espinas que, depende de como las agarramos, o nos las ofrezcan, nos pueden dar placer y dolor.
Los árboles al igual que la familia tienen unas raíces profundamente arraigadas en su tierra que proporcionan firmeza y seguridad al árbol para crecer pero, si estas raíces están mal el árbol se vuelve inestable, puede inclinarse y crecer torcido. Al igual que el bosque que da cobijo al resto de los árboles, si estos, no están lo suficientemente espaciados pueden impedir el crecimiento y desarrollo de los retoños.
Las plantas son como las personas. A veces podemos escogerlos, cuando regalamos un ramo de flores,  como en el caso de los amigos otras como en el bosque nos resulta difícil salir del entorno de influencia de la ciudad, la familia, el trabajo, amigos…
Tenemos que aprender a elegir o rechazar las flores. Regarlas y abonarlas es decir estar pendiente para que florezcan. En el bosque podar los grandes árboles para que dejen pasar la luz para que los retoños puedan desarrollarse y retirar las plantas trepadoras para que no los atrapen.
En definitiva, tenemos que cuidar nuestro jardín. Regarlo sin pasarse para no ahogarlo, podarlo sin despojarlo de su fuerza, las trepadoras desplazarlas para que den fuerza sin aplastar otras plantas, dejar que la luz ilumine tu huerto y tu, jardinera, habla a las plantas, a la vida y sonríe, sonríe por favor pues, la gente, somos como ellas que podemos dar placer como dolor, confianza en nosotros como inmovilizarnos, calor con el sol como quemarnos por su exposición y al final tendrás un prado verde que contiene un pequeño bosque, un reducido jardín, unas pocas hortalizas, una zona de picnic para descansar y mucho terreno aun por desbrozar y acondicionar a tu gusto.
Sonríe, jardinera, sonríe.

 

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